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Crisis en la Academia de la Música tras el despido de su director

La Academia de Música ha atravesado recientemente una crisis institucional después de la destitución de su gerente, Víctor Romano, solo un mes después de asumir el cargo. La decisión se tomó al revelarse que Romano había sido condenado en diciembre de 2022 por un delito de violencia de género, un dato que no se informó durante su proceso de selección.

Información sobre la sentencia

De acuerdo con el fallo del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº2 de Tudela, Romano fue sentenciado por agredir físicamente a una mujer, provocándole diversas heridas. La condena incluyó 22 días de trabajo comunitario, una orden de alejamiento de la víctima durante ocho meses y el pago de los costos judiciales. Romano aceptó los cargos, lo cual redujo la pena que se había solicitado inicialmente y evitó la realización de un juicio.

Respuestas y destitución

La Academia de la Música indicó que no tenía conocimiento de esta condena hasta que fue notificada por la prensa. Una vez verificada la información, la institución y Romano decidieron su salida inmediata de común acuerdo. En manifestaciones públicas, Romano manifestó su oposición a la divulgación de su condena, alegando que era un asunto personal y que su función en la Academia era exclusivamente administrativa, sin proyección pública.

La Academia de la Música afirmó desconocer la existencia de esta condena hasta que fue informada por un medio de comunicación. Tras confirmar la veracidad de la información, la institución y Romano acordaron su salida inmediata. En declaraciones públicas, Romano expresó su desacuerdo con la divulgación de su condena, argumentando que se trataba de un asunto personal y que su rol en la Academia era meramente administrativo, sin exposición pública.

Antes de su nombramiento en la Academia, Romano trabajó como director general en Dama, una organización encargada de la gestión de derechos audiovisuales. En 2023, fue removido de este puesto por prácticas indebidas y conflictos internos. Entre las irregularidades encontradas durante su administración se cuentan la instalación no autorizada de cámaras ocultas y el acceso no autorizado a correos electrónicos de los empleados. Romano ha rechazado estas acusaciones y ha declarado su intención de tomar acciones legales, considerando su despido como inadecuado.

Selección del proceso y ausencia de transparencia

La selección de Romano como gerente de la Academia de Música se realizó el 16 de enero, recibiendo la aprobación de la junta directiva y tres abstenciones. Durante las discusiones, surgieron inquietudes sobre su historial profesional, especialmente en relación con su salida de Dama. No obstante, la comisión ejecutiva que propuso su nombramiento no informó sobre la condena por violencia de género, alegando no tener conocimiento de la misma. Varios miembros de la junta directiva han manifestado que, de haber conocido esta condena, Romano no habría sido tenido en cuenta para el cargo.

Consecuencias para la Academia de Música

Implicaciones para la Academia de la Música

La situación ha generado un debate sobre la diligencia y los procedimientos de selección de altos cargos en instituciones culturales. La falta de una investigación exhaustiva sobre el historial personal y profesional de los candidatos puede derivar en nombramientos controvertidos que afecten la reputación y el funcionamiento de la entidad. La Academia de la Música, presidida por Sole Giménez y con destacados miembros en su junta directiva, enfrenta ahora el desafío de restaurar la confianza y garantizar procesos más transparentes en el futuro.

Reflexiones sobre la gestión cultural

Este incidente pone de manifiesto la importancia de la transparencia y la ética en la gestión de instituciones culturales. La confianza del público y de los profesionales del sector depende en gran medida de la integridad de sus líderes. Es esencial que las organizaciones implementen mecanismos rigurosos de selección y supervisión para evitar situaciones que puedan comprometer su misión y valores.

Por Otilia Adame Luevano

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