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Cómo se siente una persona que sufre de ansiedad

Al igual que años anteriores, 2020 comenzó con una nota de esperanza. El número -2020- en sí mismo fue inspirador, sugiriendo una claridad y agudeza visual óptimas. La pandemia de COVID-19 y los recientes disturbios civiles han cambiado la vida cotidiana, poniendo a prueba nuestra resiliencia. No sabemos cómo vamos a vivir la “nueva normalidad”. Durante la nueva normalidad, lamentaremos las vidas, momentos y oportunidades perdidas. Pero con suerte, la nueva normalidad también traerá una nueva apreciación por la conexión, la libertad de hacer las cosas que amamos, el toque humano e incluso la tecnología. Esperamos que la nueva normalidad esté llena de esperanza por la igualdad, la empatía y el diálogo sobre lo que nos une para superar lo que nos divide. Aunque no siempre podemos evitar o eliminar el sufrimiento y el dolor, podemos practicar la empatía y escuchar para entender y estar en desacuerdo. Podemos intentar tener conversaciones incómodas que lleven a la comprensión y al amor. Podemos trabajar para encontrar nuestra propia voz y luego usarla para cultivar la esperanza y el amor.

Evita decirle a una persona ansiosa que se calme

Es verdad. Lo primero es saber que una persona ansiosa tiene problemas para pensar con claridad cuando se siente abrumada. Y no te necesita para agravar el momento.

Nunca le digas “tranquilo, no pasa nada”, porque puede ser contraproducente. Intentar decirle que se calme lleva a la persona ansiosa a frustrarse aún más precisamente porque no puede; además de sentirse juzgado.

“Deja de preocuparte”

Decir a una persona ansiosa “no te preocupes” o “deja de preocuparte” es uno de los primeros reflejos cuando queremos ver a un familiar o amigo sin ansiedad . Sin embargo, hacen que esa persona sienta que no tiene familia ni apoyo social. Y también, que minimice su trastorno, lo que le conducirá a la desmotivación, la frustración, muchas veces al abandono de la terapia y a la disminución de la autoestima. Todo esto hará que la comunicación con el entorno acabe sufriendo y se aíslen, porque piensan, como en el caso de María, que “para qué decirle nada, si no me va a escuchar”.

Debemos pensar que las personas ansiosas son conscientes de la irracionalidad de sus pensamientos y de sus miedos pero obviamente no pueden detener estos pensamientos y de la misma manera no pueden hacerlo con sus preocupaciones, siendo entonces, imposible dejar de preocuparse.