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Rusia y Ucrania acuerdan nuevo intercambio de prisioneros sin avances hacia una tregua

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En un nuevo intento por aliviar las tensiones derivadas del conflicto en Europa del Este, las delegaciones de Rusia y Ucrania acordaron este miércoles un nuevo intercambio de prisioneros. El encuentro, celebrado en Estambul, representa la tercera ronda de negociaciones entre ambas partes desde mayo, y aunque concluyó con un acuerdo concreto sobre los prisioneros, no arrojó avances significativos hacia la firma de una tregua o el cese de hostilidades.

La conferencia, con una duración inferior a una hora, tuvo lugar en el Palacio Çıragan de Estambul, auspiciada por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Turquía. Contó con la presencia de altos funcionarios de ambos gobiernos, entre ellos Rustem Umerov, representando a Ucrania, y Vladímir Medinsky, representando a Rusia. Los dos representantes tuvieron un encuentro cara a cara antes de comenzar las discusiones formales, un acto simbólico que no resultó en progresos políticos significativos.

Canje de prisioneros: indicio de distensión parcial

El convenio logrado incluye el intercambio de soldados y personas civiles retenidas, representando un avance en comparación con las dos reuniones pasadas, que se habían enfocado solo en combatientes. No obstante, no se han divulgado cifras ni detalles exactos sobre cuántas personas serán devueltas. La ausencia de claridad aumenta el escepticismo sobre la auténtica disposición de ambas partes para progresar hacia un pacto total.

La atención en esta tercera reunión se centró en la petición específica de Ucrania de discutir la liberación de niños que fueron llevados sin su consentimiento desde áreas ocupadas por Rusia, así como en continuar con el retorno de prisioneros. La propuesta no obtuvo una respuesta clara por parte del Kremlin, que continúa manteniéndose inflexible ante las demandas de Ucrania.

Las divergencias continuas obstaculizan el cese al fuego

A pesar del aparente acercamiento representado por el intercambio de detenidos, la distancia entre las posturas de ambas delegaciones respecto a una eventual tregua sigue siendo abismal. Rusia mantiene condiciones estrictas para aceptar cualquier tipo de cese al fuego, entre las que figuran la retirada completa del ejército ucraniano de las regiones ocupadas por Moscú (Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón), la renuncia de Ucrania a integrarse en la OTAN y la suspensión del suministro de armamento por parte de sus aliados internacionales.

Ucrania, por otro lado, ha demostrado su voluntad de dialogar sin establecer condiciones iniciales, según declararon sus portavoces después de las rondas previas. No obstante, el impasse continúa debido a las demandas de Rusia, que Kiev ve como una capitulación forzosa en lugar de una oferta genuina para alcanzar la paz.

Sin señales de encuentro entre líderes

Uno de los puntos más esperados por la comunidad internacional era la posibilidad de que estas conversaciones abrieran el camino hacia una cumbre entre los presidentes Volodímir Zelenski y Vladímir Putin. No obstante, las autoridades rusas descartaron cualquier posibilidad de un encuentro entre ambos mandatarios a corto plazo. Desde Moscú se insiste en que tal cita solo tendría lugar en caso de haber un acuerdo cerrado y listo para firmar, y no como parte del proceso de negociación en sí.

Las posibilidades de alcanzar una solución diplomática se encuentran opacadas por este rechazo, además de la ausencia de resultados tangibles aparte de los intercambios humanitarios. El conflicto sigue provocando víctimas sobre el terreno y ejerce presión política a nivel global, especialmente en lo que respecta al suministro de armas y la seguridad energética en Europa.

Ajuste de respaldos y posición global

El entorno político mundial ha tenido un impacto en el desarrollo del conflicto. Recientemente, se ha observado una alteración en la actitud de algunos participantes importantes, con especial relevancia en Estados Unidos, donde el reciente enfoque hacia Rusia ha resultado en un aumento del apoyo a Ucrania. Contrariamente a su posición inicial, que promovía un enfoque más conciliador hacia Moscú, la administración estadounidense actual ha intensificado la entrega de armamento, principalmente defensivo, a Kiev.

Este cambio responde al entendimiento de que las circunstancias establecidas por el Kremlin hacen inviable un acuerdo de paz en las condiciones preferidas por la comunidad internacional. Por consiguiente, la táctica parece haberse orientado a fortalecer la capacidad de defensa de Ucrania mientras se conserva la opción diplomática.

Una paz aún lejana

El proceso de diálogo iniciado en Estambul no ha logrado, hasta ahora, acercar las posiciones de ambos gobiernos hacia una solución definitiva al conflicto. Aunque los intercambios de prisioneros representan un gesto de distensión, no bastan por sí solos para consolidar un entorno propicio para la paz. La tercera ronda concluyó con la propuesta ucraniana de realizar una nueva reunión en agosto, y con la intención rusa de crear grupos de trabajo binacionales que operen a distancia.

No obstante, mientras las condiciones que estipula Moscú se mantengan sin alteraciones, y mientras que Ucrania y sus socios sigan rechazándolas, el enfrentamiento parece condenado a mantener un estado de prolongada disputa. El avance hacia una paz estable aún es incierto, y la posibilidad de un cese al fuego inmediato, por lo menos en el presente, sigue siendo una expectativa lejana.

Por Otilia Adame Luevano

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