El bordado, una técnica ancestral de ornamentación textil, ha trascendido su función decorativa para convertirse en un medio de expresión artística, histórica y política. A lo largo de los siglos, ha sido utilizado por diversas culturas y movimientos para comunicar mensajes, preservar memorias y reivindicar identidades.
En la Edad Media, el bordado era considerado una de las Bellas Artes, con obras monumentales como el tapiz de Bayeux, que relata la conquista normanda de Inglaterra en 1066. Sin embargo, con el paso del tiempo, esta disciplina fue relegada al ámbito doméstico, asociada principalmente a labores femeninas y despojada de su estatus artístico
Aunque ha perdido valor con el tiempo, el arte del bordado ha servido como medio de resistencia y expresión para numerosas mujeres a lo largo de los años. Mientras estuvo en prisión, María Estuardo, reina de Escocia, creó bordados con emblemas y símbolos para expresar su contexto político y personal. Más recientemente, en Argentina, las Madres de Plaza de Mayo emplearon pañuelos bordados con los nombres de sus hijos desaparecidos para manifestar su protesta y preservar la memoria colectiva.
El renacimiento del entusiasmo por el bordado en tiempos recientes se debe, en parte, a corrientes sociales y culturales que buscan reevaluar las prácticas tradicionales y femeninas. La reciente ola feminista ha fomentado un nuevo enfoque hacia estas técnicas, resaltando su capacidad como herramienta de empoderamiento y autorreflexión. Además, la creciente conciencia sobre la sostenibilidad y el consumo consciente ha motivado a muchas personas, especialmente jóvenes, a aprender a reparar y personalizar sus prendas a través del bordado, promoviendo una moda más ética y responsable.El País
El bordado también ha encontrado un lugar en el ámbito terapéutico y comunitario. Numerosos estudios han demostrado que la práctica de bordar puede tener efectos positivos en la salud mental, al fomentar la concentración, la paciencia y la creatividad. En comunidades de todo el mundo, talleres de bordado han servido como espacios de encuentro, sanación y fortalecimiento de lazos sociales.
En el mundo del arte y la moda, el bordado ha sido reivindicado por diseñadores y artistas que reconocen su valor estético y simbólico. La colaboración entre diseñadores contemporáneos y artesanos bordadores ha dado lugar a creaciones que fusionan tradición e innovación, llevando esta técnica a nuevas audiencias y contextos.
La técnica de bordado, por lo tanto, no solo se utiliza con fines decorativos, sino que también actúa como un medio de expresión repleto de simbolismo, capaz de contar relatos, manifestar sentimientos y forjar identidades. Su desarrollo continuado y su permanencia a través de los años subrayan su importancia y habilidad para ajustarse, reafirmándolo como un arte dinámico y en perpetuo cambio.