Cómo es una persona que no controla sus impulsos

Lo primero que debes saber sobre esto es que las técnicas tendrán sentido siempre y cuando reconozcas que tienes un problema de control de impulsos y decidas implementar una estrategia efectiva para resolverlo. Si esto no sucede, lo que aquí podemos decirte es irrelevante, porque el primer paso es aceptar quién eres, cómo te comportas y saber cuál es tu objetivo, es decir, hacia dónde quieres llegar.

Una vez que cruces este punto, desde mi punto de vista más importante, estarás listo para aprovechar las otras técnicas que te presentaremos. Para que funcionen, necesitarás paciencia, fuerza de voluntad y esperanza. Es un proceso lento, pero productivo si elige hacerlo de esa manera.

Definición de impulsividad

Desde un punto de vista médico, la definición de impulsividad se refiere a una tendencia a actuar sobre un impulso más que sobre un pensamiento. A aquellos de nosotros que somos generalmente impulsivos en la mayoría de las situaciones, nos resulta difícil detener nuestras reacciones inmediatas o pensar bien las cosas antes de actuar. Puede ser similar al niño que habla sin levantar la mano en el salón de clases. Puede ser una decisión apresurada. Estos pueden ser comentarios inapropiados.

La cuestión es que el control de los impulsos es una habilidad difícil de perfeccionar. Todos tenemos problemas de control de impulsos en algún momento. Piense en la última vez que recibió una factura inesperada. Tal vez recogiste una galleta o seis para calmar tus nervios. ¿Qué pasa cuando golpeas un bache y terminas con una rueda pinchada en la carretera? ¿Te perdiste una palabrota? El control de los impulsos es difícil cuando nuestra mente y nuestro cuerpo se enfrentan a situaciones difíciles.

Practica menos es más

Resume tus expectativas de productividad en el trabajo y disfrute en el tiempo libre. Seguro que has oído muchas veces que menos es más, pero esta gran verdad no se limita al arte y la decoración de interiores, sino que también se aplica a los criterios que debemos aplicar para organizar nuestro tiempo. Es común que la ansiedad se cuela y nos empuje a planificar un fin de semana vertiginoso. Sin embargo, cuando llega a su fin, nos encontramos agotados y nos damos cuenta de que no hemos aprovechado ni remotamente el poco tiempo libre que nos dejan nuestras obligaciones. En cambio, cuando los planes se reducen a una o dos actividades, el disfrute es inmensamente mayor, y la felicidad está hecha de la acumulación de momentos agradables.

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