Este viernes, la junta de prisiones de California denegó la petición de libertad condicional de Lyle Menéndez, quien junto con su hermano Erik está cumpliendo una pena mínima de 50 años por el homicidio de sus padres en 1989. La resolución se emitió un día después de que la misma junta rechazara la solicitud de Erik, considerado un riesgo «moderado» para la comunidad.
Ambos hermanos habían reunido los requisitos para acceder a la libertad condicional tras una nueva sentencia impuesta en mayo de este año, que sustituyó su condena original de cadena perpetua sin posibilidad de salida. Hasta ahora, Lyle y Erik han cumplido 35 años de prisión en California por el asesinato a tiros de sus progenitores en la mansión familiar de Beverly Hills.
El comité de libertad condicional mencionó que los hermanos estarán en condiciones de presentar una nueva solicitud de liberación condicional más adelante. Por el momento, los Menéndez albergan la esperanza de que el gobernador de California, Gavin Newsom, pueda contemplar un indulto, lo que podría disminuir su sentencia o incluso concederles un perdón parcial, sin eliminar su responsabilidad.
Públicos y relatos de remordimiento
En el transcurso de una audiencia que duró más de 10 horas, Lyle Menéndez manifestó su pesar por lo ocurrido: “Jamás podré reparar el daño y el sufrimiento que provoqué a todos los integrantes de mi familia”, afirmó. No obstante, su testimonio no logró convencer al comité.
Los integrantes del panel rememoraron el empleo ilegal de un móvil por Lyle en la cárcel, acción vista como seria por su capacidad para promover delitos como el tráfico de estupefacientes o la coacción a testigos. El comité se preguntó si los aspectos positivos de Lyle en reclusión, tales como su formación y los programas desarrollados para otros internos, deberían ser tan relevantes frente a las repetidas violaciones de las reglas carcelarias.
Por su parte, Erik Menéndez compareció de manera virtual desde la prisión de San Diego. Durante la audiencia, describió los asesinatos de sus padres, alegando que actuó en defensa propia tras años de abuso. “Solo quiero que mi familia entienda que lamento profundamente lo que les he hecho pasar desde el 20 de agosto de 1989 hasta hoy”, afirmó. La evaluación de riesgo concluyó que Erik representaría un peligro moderado si fuera liberado.
Factores legales y familiares que influyen en el caso
Además de la libertad provisional, los hermanos han pedido un nuevo juicio debido a la aparición de nuevas evidencias. La Fiscalía del distrito de Los Ángeles se opone a esta solicitud, lo que mantiene el caso en proceso de revisión judicial.
Familiares de las víctimas también se presentaron ante la junta penitenciaria. Teresita Menéndez-Baralt, hermana de José Menéndez, expresó su perdón hacia Erik y su deseo de verlo libre antes de morir de cáncer, destacando el impacto emocional prolongado del caso en la familia.
Un suceso mediático que dejó una huella en la historia jurídica
Los juicios de los hermanos Menéndez fueron seguidos intensamente en los años 90 y se consideran uno de los casos más mediáticos de Estados Unidos. Los hermanos alegaron defensa propia y abuso prolongado por parte de sus padres, mientras que los fiscales los describieron como individuos codiciosos que planificaron meticulosamente los asesinatos y gastaron parte de la herencia familiar en lujos.
Tres décadas después, la revisión del caso se aceleró por nuevas evidencias, la legislación estatal sobre delincuentes jóvenes y la atención mediática renovada, incluyendo series y videos virales que relataron el caso al público contemporáneo.
Hoy en día, Lyle y Erik Menéndez están cumpliendo sentencias que oscilan entre 50 años y cadena perpetua con opción a libertad condicional, mientras la comunidad y el sistema de justicia siguen considerando las oportunidades para su reintegración.