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Guerra comercial: Nueva amenaza arancelaria de Trump

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El mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, ha incrementado las tensiones comerciales con China al advertir que podría aplicar un impuesto adicional del 50% a los productos chinos a partir del 9 de abril, si Pekín sigue con sus contramedidas arancelarias. Esta advertencia ocurre en el marco de un conflicto comercial que ha crecido significativamente en los últimos meses entre las dos economías más grandes del mundo.

La medida anunciada por Trump se produce tras una serie de aumentos arancelarios de ambos países. China respondió recientemente con un arancel del 34% sobre todos los productos estadounidenses, a partir del 10 de abril, como represalia por los aranceles impuestos previamente por Estados Unidos. Ante esta situación, el presidente de Estados Unidos dejó claro que si China no retira su incremento, impondría una tarifa adicional a partir del 9 de abril, lo que elevaría el total de aranceles en un 50%.

Durante su mandato, Trump ha manifestado fuertes críticas hacia China en el ámbito del comercio, denunciando que el país asiático lleva a cabo acciones injustas que han perjudicado la economía de Estados Unidos por un largo periodo. En opinión del mandatario, China ha violado las reglas del comercio internacional, generando un desbalance en las relaciones comerciales entre ambas naciones. A lo largo de su presidencia, ha implementado acciones contundentes para rectificar lo que percibe como un abuso de las políticas comerciales estadounidenses, incluyendo la aplicación de tarifas extras a las importaciones provenientes de China.

El presidente estadounidense también ha advertido que cancelará todas las conversaciones comerciales con China si el país asiático no da marcha atrás en sus decisiones arancelarias, lo que refleja el tono agresivo de su política hacia Pekín. Esta postura se ha visto reflejada en su decisión de suspender negociaciones con otros países, al mismo tiempo que busca establecer nuevas relaciones comerciales que favorezcan los intereses de Estados Unidos.

Por su lado, China ha descrito estas acciones como «coercitivas» y ha respondido con más contramedidas. Además de los impuestos, el gobierno chino ha incorporado a varias compañías de Estados Unidos en su «lista de entidades no confiables», lo que impacta en múltiples sectores, incluyendo el de los drones. Beijing también ha implementado limitaciones en la exportación de algunos productos a Estados Unidos, como los minerales raros, que son esenciales para diferentes tecnologías.

Este ajuste de tarifas es simplemente otro episodio en la extendida batalla comercial entre ambas naciones, que inició en 2018. Desde ese momento, los dos países han incrementado de manera escalonada los aranceles sobre miles de millones de dólares en productos. La confrontación no solo ha influido en las economías de ambos territorios, sino que también ha generado un impacto global, adaptando las cadenas de suministro y elevando la incertidumbre en los mercados a nivel mundial.

Con el conflicto aún por resolver, el gobierno chino ha indicado su disposición a proseguir con sus acciones de represalia. Mientras tanto, Estados Unidos ha manifestado su firme decisión de seguir insistiendo hasta que China realice concesiones importantes en sus políticas comerciales y de propiedad intelectual. No obstante, el futuro de estas negociaciones es incierto, dado que ambos países han mostrado pocas señales de acercarse en cuanto a sus reivindicaciones y expectativas.

Mientras tanto, las tensiones entre las dos economías más grandes del mundo continúan afectando a los mercados internacionales, que permanecen alerta ante las posibles consecuencias de una guerra comercial prolongada. Los analistas advierten que si las tarifas continúan aumentando, podría haber un impacto negativo en el crecimiento económico global, con efectos especialmente significativos para las empresas y consumidores de ambos países.

Por Otilia Adame Luevano

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